Los
Partidos Políticos es una asociación de individuos unidos por ideas comunes y
que persiguen como meta alcanzar el control del gobierno para llevar a la
práctica esas ideas. Pueden crearse y actuar libremente dentro de las normas
constitucionales.
Es común, especialmente en los países latinos, que los partidos
políticos cumplan un “ciclo”. Nacen, crecen, algunos llegan al poder y luego
declinan en un lapso de algunas décadas.
En las democracias, toda la vida política gira en torno de los
Partidos Políticos. Los funcionarios del gobierno son elegidos exclusivamente
de las listas presentadas por los partidos, y no se puede votar por nadie que
no figure en ellas.
Llegado al gobierno, la acción del partido debe responder a lo
prometido en la compañía electoral, debe hacer en beneficio de todo el pueblo,
buscando el Bien Común de todos los habitantes. Los partidos opositores tienen
la importante función de ser leales controles del partido gobernante, de modo
que su oposición se base en la búsqueda del bien del país.
El tipo de organización y de prácticas internas de un partido
político es un limite muy claro para cualquier intento de abandonar los
principios fundadores de la institución.
El vínculo que existe ente la sociedad y los partidos políticos
también es un elemento que refuerza la tradición partidaria. Los partidos
políticos constituyen sus bases sociales (sus apoyos en la sociedad) por medio
de la exposición de sus ideas y de sus programas.
Origen de los Partidos Políticos:
En todas las épocas del mundo han existido dentro de los Estados
grupos de personas que se han diferenciado por sus opiniones políticas.
Desde los primeros días de separación de España aparecen los
“morenitas” y “ saavedristas”; poco después, los “logias, monárquicos y
republicanos”, y más tarde “unitarios y federales”. En todos estos ejemplos hay
simpatizantes de determinadas tendencias que pertenecían a los Partidos
Políticos.
Los primeros partidos que aparecieron por primera vez en un
ambiente de libertad de opinión que raramente existía en los siglos pasados en
los países europeos democráticos, a mediados del siglo pasado.
Por ejemplo, en Gran Bretaña, los antiguos bandos “Whigs” y
“Toris” modernizaron su organización y se convirtieron en los partidos Liberal
y Conservador. Casos similares ocurrieron en los restantes países.
Los primeros partidos políticos surgieron en el siglo XIX como
consecuencia de las nuevas condiciones históricas. Su historia está íntimamente
ligada a los acontecimientos del siglo XX en Argentina.
Distintos partidos han impulsado la democratización de la
sociedad, y han ampliando la participación popular integrando a la práctica a
nuevos sectores sociales.
Durante casi todo el siglo XIX la política estaba reservada para
las elites provinciales y porteña. Estas elites integraban “clubes” políticos
cuyos miembros acordaban las candidaturas y los cargos públicos. Recién hacia
1890 surgió la primera gran fuerza política organizada como un partido nacional
con amplia participación popular.
La actividad política argentina, así concebida, se inicio poco
después de sancionarse la Constitución de 1853. Sin embargo alcanzo su pleno
desarrollo unos diez años después, con la presidencia del Gral. Mitre.
La actividad política argentina en sus comienzos revistió
articulares características:
Ante todo puede decirse que estaba en manos de un reducido grupo
de personas, pertenecientes a las familias tradicionales. El ciudadano medio no
participaba de esta actividad y era muy escaso el interés que demostraba en la
misma: además, al no ser obligatoria la participación en los comicios, votaban
muy pocas personas.
La maquinaria política tenia entonces como centro indiscutible la
figura del Presidente de la Nación. A el respondían los gobernadores de las
provincias, de los cuales, a su vez, dependían los caudillos locales.
Finalmente, no estaban bien definidas las plataformas, ni los
programas de gobierno: los diversos partidos se distinguían entre sí mas por
razones personales y adhesiones a un jefe, que por diferencias sustanciales de
ideas.
Las líneas comenzaron a tenderse con mayor precisión poco antes de
1880, con el surgimiento de un problema candente, suscitado desde la sanción de
la misma constitución; la cuestión de la capital de la República:
Muchos opinaban que la ciudad de Buenos Aires debía transformarse
en Distrito Federal, capital de todo el país: integraban el “Partido Nacional”,
liderado por el Gral. Mitre.
Otros, a su vez, sostenían que Buenos Aires debía continuar siendo
parte de la provincia, aunque fuera designada capital: eran los integrantes del
“ Partido Autonomista”, conducido por Adolfo Alsina.
La discusión genero la lucha armada que concluyo con el triunfo
del Partido Nacional, y Buenos Aires fue designada Distrito Federal y sede de
las autoridades nacionales. La provincia debió procurarse una nueva capital, y
para ello fundo la Plata.
Al cesar la lucha, las agrupaciones rivales se unieron y dieron
nacimiento al “Partido Autonomista Nacional” el P.A.N., que desde entonces fue
el partido oficialista y que prácticamente gobernó sin oposición, manejado
durante casi treinta años por el Gral. Roca.
A partir de entonces y hasta 1912, el juego político argentino se
dio entre dos fuerzas antagónicas:
El oficialismo, de tinte netamente conservador, comprendía a los
funcionarios del gobierno, empleados públicos y cuantos compartían su gestión.
En el bando opuesto se hallaba la oposición que embanderaba
genéricamente a cuantos estaban en desacuerdo.
Característica de los Partidos Argentinos Actuales:
1. La finalidad de su existencia es esencialmente política: producen alcanzar el control del Estado y,
si lo logran, actúan desde la oposición.
2. Poseen una organización interna regida por una Carta Orgánica que establece los
deberes y derechos de los afiliados (ciudadanos que se incorporan al partido),
la forma de elección de las autoridades partidarias y de los organismos de
conducción y la disciplina interna a la que se deben someterse los integrantes
del partido.
3.Exponen sus ideas y propuestas de gobierno en programas
partidarios que
manifiestan generales que persigue el partido con su existencia, y en
plataformas electorales que se redactan como propuesta concreta al electorado
ante un acto comicial.
Los partidos políticos pueden actuar en todo territorio nacional o
tener un carácter localista (partidos provinciales, etc.)
Los
partidos políticos son la expresión primaria de la libertad, del derecho de
expresar esas opiniones políticas, del derecho de agruparse y de asociarse.
Funciones
de los partidos en la democracia:
Los primeros partidos políticos en Argentina:
El primer partido que empieza a funcionar en el país, después de
la caída de Rosas en 1852, es el liberal, cuyos jefes son Bartolomé Mitre y
Valentín Alsina. Este partido se inicia en la vida política, con dos líneas
internas: los liberales conservadores, cuyo jefe es Mitre y los liberales
progresistas.
Mientras tanto, alrededor de Justo José de Urquiza se estructura
el partido Federal, el que se organiza en 1856. En él limitan los generales
Pirán, Escalada y otros. Más tarde lo hará Santiago de Derqui.
No debe verse, en estos primeros partidos políticos, una
organización similar a la que existe en la actualidad. No tenían un cuerpo
orgánico definido y sus miembros, en muchas ocasiones, coincidían con las
agrupaciones opuestas. Era época de indefiniciones por la falta de claras
posiciones doctrinarias influyeron de algún modo la vida política del país,
impidiendo la concreción de un proyecto coherente.
Buenos Aires había rechazado la Constitución de 1853, separándose
de la Confederación y como estado independiente. Sin embargo, los hombres
públicos porteños comprenden que tarde o temprano la República tendrá que estar
unida. Muchos de estos hombres inspirados por Mitre, quieren unión nacional,
pero bajo la hegemonía de Buenos Aires. Muchos políticos porteños aspiran
imponer un sistema unitario-federal en la forma, pero unitario en los hechos,
con la hegemonía de Buenos Aires. Esta era la posición de Bartolomé Mitre y del
partido liberal. El partido federal, inspirado en Urquiza, quería integrar
Buenos Aires a la Confederación.
Bajo la presidencia de Urquiza, que había sido designado por el
Congreso el 20 de febrero de 1954, se realizaron las elecciones para elegir
gobernador de Buenos Aires el 30 de marzo de 1857. Se enfrentaban federales y
liberales; y si triunfaban los primeros, Buenos Aires se reincorporaría a la
Confederación, mientras que el triunfo de los partidarios de Mitre, significaba
postergar la unidad nacional.
En elecciones que fueron caracterizadas por muchos como
fraudulentas, triunfó el partido liberal, y el 3 de mayo de 1857, Valentín
Alsina fue designado por la Asamblea porteña para ocupar la gobernación.
Luego de esto, se produce la batalla de Cepeda, 23 de octubre de
1859, donde resultó victorioso Urquiza, quien acampó su ejercito en Caseros.
Urquiza ofrece la paz a los porteños, junto con la propuesta de integrar todos
una misma nación, bajo una ley común. En primer momento, los emisarios de
Valentín Alsina pretenden dictar condiciones, olvidando que son los vencidos.
Todo hace suponer que las hostilidades se reanudarán, cuando interviene como
mediador Paraguay a través de su ministro de guerra y marina, Solano López. Las
negociaciones tomaron un rumbo favorable y se acuerda realizar un pacto entre
la Confederación y Buenos Aires. Valentín Alsina renunció para no obstaculizar
las tratativas, y el 10 de noviembre de1859 se celebró el Pacto de San José de
Flores. Este pacto estableció que Buenos Aires se declara parte integrante de
la Confederación, que la provincia convocará en 20 días una Convención para
examinar la Constitución.
El 5 de enero de 1860, se constituyó la Convención Provincial en
cumplimiento de lo acordado en el Pacto de San José de Flores. Dos posturas
hubo en la Convención: una que propone aceptar sin modificaciones la
Constitución y la otra, propugnó la introducción de reformas con el fin
fundamental de modificar el art. 3, origen de los conflictos entre Buenos Aires
y la Confederación. A partir de la sanción de la reforma constitucional de
1860, Entre Ríos, que había estado federalizada desde 1854, recupera su
autonomía y solo Paraná, sede del Gobierno Nacional, pertenece en forma
provisoria a la federación, hasta que el Congreso promulgue una ley
estableciendo la capital definitiva.
La República iba dando pasos institucionales a la unidad nacional
y la reforma de 1860 fue uno de ellos. En estos tiempos el pueblo no tiene ni
voz ni voto, y el partido que tenga mas respaldo militar será el que triunfe.
Origen y Evolución de los Partidos Conservadores:
Es difícil precisar el origen de los partidos conservadores
argentinos. Fue una época de organización nacional, de búsqueda de la unidad,
de luchas entre el interior y Buenos Aires, y también disensos internos en
ambas posiciones.
La primera presidencia del general Roca inaugura el denominado
régimen conservador en lo político, y el enclavamiento de la economía en la
modalidad agro exportadora dependiente del Imperio Británico.
Esto no descarta la existencia de un pensamiento conservador antes
de 1880. Por lo contrario, ser conservador es defender intereses hegemónicos de
sectores minoritarios, estar imbuido de un espíritu que impulsa a consolidar
situaciones preexistentes, afianzar el privilegio, etc.
Estos hombres pensaron que el modo de lograr estos objetivos era
asegurando una estabilidad política lejos de la lucha interna, con un poder
administrativo. Estos dirigentes habían tomado la idea del bienestar de los
demás, que también significaba el de la república; educar porque era base de la
participación; y el modo de que toda la ciudadanía pudiera ejercer plenamente
los derechos políticos. Estas ideas se compadecían plenamente con el
liberalismo progresista del siglo XIX.
Partido Conservador:
El movimiento político genéricamente denominado “conservador”
debido a la sanción de la ley Sáenz Peña sufrió un duro revés del que no pudo
reponerse.
El conservadorismo que nunca había constituido un auténtico
partido nacional, fue siempre una conjunción de fuerzas locales afines a esta
ideología: Luego del triunfo de Yrigoyen entro en un proceso de virtual
disgregación a nivel nacional, aunque logró mantener su prestigio en varias
provincias.
Luego de la revolución de Uriburu en 1930, volvió a ocupar el
gobierno del país con el nombre de Partido Demócrata Nacional y produjo las
presidencias de Justo, Ortíz y Castillo, ello debe atribuirse mas bien a
acuerdos electorales antes que a un auténtico apoyo popular.
Quienes admitieron tal acercamiento constituyeron el Partido
Conservador Popular, acaudillados por Vicente Solano Lima, nominado incluso
para la vicepresidencia, junto al doctor Campora, en las elecciones de 1973.
Quienes categóricamente rechazaban todo acuerdo, formaron la
Federación de Partidos del Centro.
En los últimos años, del viejo tronco conservador surgieron varias
nuevas agrupaciones que han intervenido en los comicios con suerte generalmente
adversa, ya que nunca pudieron romper la polarización “peronismo-antiperonismo”
que dividía los votos del país. Entre ellas podemos citar la Unión del Pueblo
Argentino - Udelpa-, apoyada un el prestigio del general Aramburu que, en las
elecciones de 1964, obtuvo el 7% del total de sufragios.
También la Alianza Popular Federalista, dirigida por Francisco
Manrique, en las elecciones de 1973 alcanzó el 3er. Lugar con el 12% de los
votos, éxito que no repitió en las elecciones siguientes, en las que se
presento como Partido Federal.
El partido Demócrata Progresista:
A fines de 1914, a puesta en práctica el sufragio universal y
secreto, impuso al sector más democrático del conservadorismo argentino el
desafío de crear un partido moderno para competir con la UCR. Su inspirador fue
Lisandro de la Torre, quien desde 1907 lidera una organización política
importante en Santa Fe: la Liga del Sur santafesino y de la burguesía comercial
de Rosario. Lisandro de la Torre buscó el apoyo de los chacareros del litoral
santafesino y de la burguesía comercial de Rosario. Estas zonas se
caracterizaron por la presencia de los administradores de los principios
políticos republicanos y laicos.
El programa del partido, postulaba la descentralización
administrativa y la creación de un régimen municipalista, la neutralidad del
Estado en materia religiosa, la enseñanza laica y legalización del divorcio. En
el plano económico, se postulaban medidas favorables a los pequeños y medianos
productos agropecuarios.
En las elecciones de 1931, una alianza de PDP (el partido
demócrata progresista) con el Partido Socialista presentó la fórmula
presidencial Lisandro de la Torre-Nicolás Repeta para enfrentarse a los
candidatos del conservadorismo. La alianza fue derrotada a nivel nacional por
Santa Fe y de Luciano F. Molinas como gobernador de la misma provincia (1932-
1936). La acción opositora de Lisandro de la Torre fue muy firme y tuvo
repercusiones políticas.
En las últimas décadas, el PDP vio limitada su influencia a la
Provincia de Santa Fe. Su mejor resultado electoral fue en 1963, cuando obtuvo
12 diputados nacionales. El PDP colaboró con el gobierno militar de 1976-1983.
Esta circunstancia provocó una crisis partidaria.
En la actualidad, los principales dirigentes del PDP son el
diputado nacional santafesino Alberto Natale y el dirigente porteño Rafael
Martínez Raymonda.
Con los años, el partido alcanzó gran desarrollo en la provincia
de Santa Fé y en la de Buenos Aires, Córdoba y Corrientes sustentando los
principios del laicismo, municipalismo, defensa de las riquezas naturales del
país y protección a los pequeños productores rurales.
Democracia Cristiana:
Constituida en 1955, como una reacción contra el progresivo
izquierdismo del gobierno de Perón, fue un intento de aplicar en
nuestro país la fórmula política que con gran éxito se había desarrollado en
Italia y en Alemania, luego de la Segunda Guerra Mundial.
En las elecciones de 1973 que dieron el triunfo al Justicialismo,
las fuerzas democristianas se agruparon en dos fracciones:
· El Partido Popular Cristiano de José Allende, formó
parte del Frente Justicialista de Liberación.
· El Partido Revolucionario Cristiano, de Horacio Sueldo que se negó a tal entendimiento,
acercándose al Partido Intransigente.
Los Partidos de Izquierda (Partido Socialista):
El primer partido de izquierda argentino fue el partido socialista
fundado 1896 por el medico Juan bautista justo. En su nacimiento concluyeron
núcleos de obreros urbanos, intelectuales, como José Ingenieros y Leonardo
Quigones, y grupos inmigrantes provenientes de Alemania, Italia y Francia.
Desde su fundación, los socialistas plantearon la necesidad de
llevar a cabo profundas transformaciones políticas y sociales.
El primer objetivo de su programa político sostenía la necesidad
de implantar el sufragio universal que incluía a las mujeres.
Sostenía la exigencia de limitar la jornada de trabajo a ocho horas,
la educación escolar obligatoria, gratuita, y laica, y la anulación de los
contratos que enajenaban las propiedades públicas.
Los socialistas formaban parte de un proceso evolutivo hacia la
realización de su ideal: una sociedad sin clases, sin explotadores ni
explotados.
En Capital Federal, el Partido Socialista contó con el apoyo de
obreros y de sectores de la clase media. En 1904, Alfredo Palacios se convirtió
en el primer diputado socialista de América.
Durante los periodos de dictadura los Partidos Socialista y
Conservador sufrieron las consecuencias de la represión. A lo largo de su
historia sufrieron distintas divisiones como resultado de luchas internas.
En la actualidad, el partido socialista goza de alto prestigio, no
sólo por el nivel de sus dirigentes con figuras de la talla de Juan B. Justo,
Alfredo Palacios, Nicolás Repetto, y otros muchos, sino además,
por su constante prédica a favor de las clases necesitadas. Sin embargo, nunca
ha logrado ser un partido de arraigo popular.
Tras la revolución del 55, el Socialismo quedó escindido a raíz
del problema del entendimiento con el peronismo desalojado del gobierno:
· El Partido Socialista Argentino, proclive al entendimiento, y
· El Partido Socialista Democrático, opuesto a todo trato.
Los principios Socialistas:
El Partido Socialista afirma:
· Que la clase trabajadora es oprimida y explotada por la clase
Capitalista gobernante.
· Que ésta es dueña de los medios de producción que dispone de
todas las fuerzas del estado para defender sus privilegios.
· Mientras los trabajadores ganan sólo lo necesario para vivir,
una minoría de Capitalistas vive en el lujo.
· Que la clase rica mientras conserve su libertad de acción no
hará sino explotar cada día más a los trabajadores.
Nacimiento de la oposición radical:
El proceso de disconformidad fue tomando cuerpo durante el último
cuarto del siglo pasado, y se concretó políticamente a causa de la severa
crisis económica desatada durante la presidencia de Juárez Celman, y que
desembocó en la revolución del '90.
Meses antes, una importante asamblea popular reunió a todos los
opositores al oficialismo y decidió la formación de una Unión Cívica.
Producida la revolución, y tras las primeras depuraciones, la
agrupación pasó a llamarse Unión Cívica Radical con la conducción fogosa del
tribuno Leandro Alem.
Tras la muerte de Alem en 1896, asumió la conducción su sobrino
Hipólito Yrigoyen quien dio al partido forma definitiva.
La tesonera lucha de Yrigoyen y el civismo del Presidente Roque
Sáenz Peña dieron buen resultado: en 1912 se aprobó la ley que impuso en el
país el “voto universal, secreto y obligatorio”.
Unión Cívica Radical:
Debido al triunfo comicial en 1916, el Partido Radical ocupó el
gobierno del país, sucediéndose en la Presidencia, Hipólito Yrigoyen,
Marcelo T. De Alvear, y por
segunda vez, Yrigoyen. En esos años, el partido experimentó una nueva fractura:
hacia 1924, un sector importante, constituyó el Partido Radical
Antipersonalista, que no tardó en sumarse a la oposición y posteriormente a los
conservadores.
Destituido Yrigoyen por la revolución de Uriburu de 1930, el radicalismo pasó a
militar en la oposición durante las presidencias de Justo, Ortiz y Castillo, y
continuó en ella luego de la revolución del 43 que posibilitó las presidencias
del general Perón.
Desde 1930 a 1955, el radicalismo enfrentó internamente un proceso
de adaptación a los nuevos problemas políticos del país.
En 1957 los que deseaban aceptar el apoyo de los peronistas para
llegar al gobierno, constituyeron la Unión Cívica Radical Intransigente -la
UCRI-, liderada por el doctor Arturo
Frondizi. Los
restantes, opuestos a esta alianza electoral, configuraron la Unión Cívica
Radical del Pueblo -la UCRP-, con la conducción del doctor Ricardo Balbín.
· Las elecciones del 58 dieron el triunfo a la UCRI. Frondizi duró
4 años en el gobierno, y depuesto por los comandantes de las Fuerzas Armadas
fue reemplazado por el Dr.
Guido.
· En las elecciones de 1963 triunfó la otra fracción del
radicalismo, la UCRP, que llevó a la presidencia al doctor Humberto Illia.
· Con la dirigencia de Frondizi se constituyó el Movimiento de
Integración y desarrollo -el MID-.
· El sector restante del partido no compartió el abstecionismo
liderado por el doctor Oscar Alende, mantuvo la identidad y el
nombre de UCRI. Años después pasó a denominarse Partido Intransigente -PI-.
En la actualidad, el viejo tronco radical presenta sus tres ramas
totalmente autónomas:
· La rama tradicional abandonó el término “del pueblo” y volvió a
ser simplemente la UNIÓN CÍVICA RADICAL.
Tras el último proceso revolucionario y al reanudarse la actividad
política, surgieron nuevas líneas internas: una de ellas, la de Renovación y
Cambio, conducida por el doctor Raúl
Alfonsín, llevó al partido al triunfo de los comicios presidenciales de
1983, adjudicándose el 52% de los sufragios.
· El Movimiento de Integración y desarrollo, orientado por
Frondizi y Frigerio, unió su suerte varias oportunidades con las fuerzas
peronistas, integrando el Frente Justicialista de Liberación -el FREJULI-.
El partido intransigente, a su vez, en la misma confrontación
comicial con la fórmula Alende-Viale obtuvo el 2,4% del total de sufragios.
Partido
Justicialista.
Su fundador, Juan D. Perón, se inicio en la actividad política a
raíz de la revolución de 1943 que desalojo al Presidente Castillo. Su liderazgo
quedo consagrado el 17 de octubre de 1945. Cuatro meses después, una conjunción
de fuerzas políticas, entre ellas, un recientemente fundado Partido Laborista,
una fracción del radicalismo, y otros grupos independientes, impusieron el
triunfo de Perón para ocupar la presidencia desde 1946 al '52 y reelegido desde
ese año hasta su caída en 1955. Durante esa década, el entonces denominado
Partido Peronista alcanzo su definitiva organización, supeditando a la persona
de su jefe.
Años de prescripción:
En 1955, y hasta 1973, por exigencia de las Fuerzas Armadas, el
Partido Peronista fue impedido de participar en todas las elecciones que
tuvieron lugar durante ese lapso. A raíz de esta tan prolongada proscripción,
se disgrego en numerosas fracciones, sobre todo en el orden provincial, las
cuales profesaban una discutida sumisión al Jefe del Partido. El conjunto de
todos los fragmentos, seguía siendo un poderoso movimiento del cual ningún
gobierno podía desentenderse.
Sus corrientes internas podían diferenciarse según sus relaciones
con los gobiernos nacionales.
Una “línea dura, centrada alrededor de los dirigentes de la
Confederación General del Trabajo -CGT-, aunque se hallaba dividida por
distintos matices, se unificaba en pos de un mismo objetivo: la oposición a los
gobiernos, civiles o militares, que impedían la participación peronista en la
actividad política.
Otra corriente, a la que podía considerarse como “línea moderada”
incluía a diversos dirigentes, y a la mayoría de las fracciones provinciales
articuladas en torno de una figura local: todos ellos configuraban una suerte
de “neoperonismo” y si bien reconocía el liderazgo ejercido desde Madrid, se
mostraban proclives a entenderse con los gobiernos nacionales.
También se perfilaba una tercera línea, extremadamente
radicalizada, de neta inclinación izquierdista. Varias de sus ramas se
autodenominan “ juventud peronista”, y sus planes inmediatos tendían a alcanzar
el poder mediante el empleo de la violencia, como paso previo a la imposición
del socialismo marxista en el país.
Por esos mismos años, el Partido Justicialista sufrió nuevos
avatares. Vuelto el orden constitucional, el Partido Justicialista,
estructurado sobre sus dos principales grupos de sostén, las fuerzas
sindicalistas y los partidos provinciales, participo en las elecciones
generales de 1983. Sus candidatos Luder- Bittel obtuvieron el 40% de los
sufragios, perdiendo la primera elección de su historial, pasando a ocupar así
la primera minoría de las fuerzas políticas del país.
Conclusión y principios partidistas
Todos los partidos se constituyen en base a una determinada
ideología, es decir, de acuerdo con principios fijos, que van a guiar la acción
partidista y que van a constituir como la brújula que marcará su rumbo. La
DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS que define la identidad de un partido, se refleja
ante todo en su CARTA ORGÁNICA, a la que se considera como la Constitución
interna del mismo. La Carta ha sido elaborada tras cuidadoso estudio, y
sometida a la aprobación de los Cuerpos Constituyentes del Partido y
posteriormente, presentada frente a la Justicia Electoral, como garantía de su
calidad democrática. Aprobada su Carta Orgánica, y cumplidos los requisitos que
ordena la ley, referidos a nombre, domicilio, socios, emblemas y otros, además
de su organización, autoridades, personería y finanzas, el partido comienza su
existencia.