El concepto de acción política ocupa un
lugar fundamental en
el pensamiento de Hannah Arendt. La
relevancia de este concepto
reside en que está estrechamente vinculado
con los conceptos de
mundo de la vida político y de libertad. La
teoría política de Arendt
se ocupa de describir cuáles son las
condiciones para que la política
tenga lugar y de qué modo se lleva a cabo la
construcción del mundo
político. Como es sabido, Hannah Arendt toma
como punto
de referencia lo que ella denomina “La
condición humana” y sus
actividades fundamentales: la vita activa y
la vita contemplativa.
La primera está compuesta por tres
actividades: la labor, el trabajo
y la acción. Esta triada hace las veces de
un modelo heurístico que
da cuenta del sentido de tres actividades básicas
del ser humano.
En primer lugar, a las actividades dirigidas
a la conservación de
la vida y que tienen un carácter cíclico y
de necesidad, Arendt las
denomina labor. En segundo lugar, a las
actividades que tienen
un carácter procesual, y están determinadas
por la lógica mediosfines,
las denomina producción o trabajo.
Finalmente, la acción
es la actividad mediante la cual resulta
posible la construcción y
transformación del mundo.
Este trabajo se propone presentar los
caracteres básicos de la
teoría de la acción de Hannah Arendt, para
ello desarrolla los siguientes
pasos: (1) presenta la relación de la acción
con el concepto
de praxis, (2) señala la determinación
fundamental de la acción a partir de la pluralidad; (3) se ocupa de la manera
como la acción
tiene comienzo a partir de la libertad y no
de la toma de decisión
volitiva. (4) Del mismo modo, presenta la
relación de la acción
con la historia y cómo esta última le otorga
su sentido general. (5)
Una vez presentados los rasgos generales del
concepto de acción, se
dirige la atención a los elementos
fundamentales de su estructura:
principio, fin, meta, motivación. (6)
Posteriormente, se dirige de
nuevo la mirada hacia la relación entre la
acción y el mundo, en
particular hacia el espacio público. (7)
Finalmente se presentan
algunas consideraciones sobre la relación
entre la libertad política,
el poder y el concepto de acción.
Acción y pluralidad
Arendt presenta, en primer lugar, a la acción
como la actividad
mediante la cual los seres humanos pueden
transformar el mundo
de la vida político; para ello se requiere
de la participación de la
comunidad, de la existencia de un espacio público
en el que los
ciudadanos puedan obrar, expresar y
deliberar libremente. En
este sentido, la acción es la “actividad política
por excelencia” y
la “natalidad” “es “la categoría central del
pensamiento político”
(Arendt, La condición humana, 1993, p. 23).
Así como el nacimiento
de un nuevo ser transforma la estructura y aún
el espacio de
la comunidad familiar que lo recibe, del
mismo modo la puesta en
marcha de la acción genera consecuencias
imprevistas en el tejido
social. A juicio de Arendt, la “natalidad”
es una categoría central de
la política, pues equivale al ejercicio de
libertad de los ciudadanos
en el espacio público y a la posibilidad que
ellos tienen de realizar
proyectos que enriquezcan la tradición y que
constituyan el aporte
de esa generación al mundo de la vida político.
La acción funge como una actividad
determinada por los siguientes
elementos:
a. La acción se caracteriza especialmente
porque sigue un principio.
Este concepto lo retoma Arendt de las
investigaciones de
Montesquieu sobre los diversos tipos de regímenes
políticos y
de cómo ellos están determinados por un
principio. El principio
tiene una doble perspectiva, de una parte
psicológica, desde
la cual funge al modo de convicciones
individuales y a la vez
propias de una comunidad. De otra parte, el
principio hace
referencia a los valores, convicciones y
creencias que una comunidad
comparte y que a la vez determinan la manera
como
se interrelacionan las personas cuando
buscan dirimir asuntos
públicos, en los que no basta aplicar una
norma establecida,
o que no pueden ser resueltos por un
especialista que conoce
de antemano la solución gracias a su
experticia en el tema.
Ejemplos de principios son: el honor, la
libertad, la igualdad,
la justicia, la solidaridad, entre otros.
Arendt aclara que ellos
varían históricamente y que difieren entre
las comunidades
políticas. Además, existe una correlación
entre el principio
que encarnan las comunidades y el tipo de
gobierno: así, a
la democracia corresponde el principio de la
libertad, y a la
monarquía el del honor.
El principio tan solo pertenece a las
acciones (y no a la
estructura general de las actividades de la
labor y de la producción),
pues de una parte se forma a partir de las
perspectivas
que han consolidado cierto estilo de actuar,
y de otra parte, no
puede equipararse a la representación que guía
el proceso de
producción. El principio, sostiene Arendt, “pone
en marcha
la acción”, aunque no sea su “causa
inmediata” o aquello que
la desencadena (Arendt, Qué es la política,
1977, p. 134). Esto
significa que si bien la acción requiere del
primer paso que dan
uno o varios agentes, por ejemplo, en la
deliberación sobre la
conveniencia de la guerra, con todo su
origen está en el prin cipio, que es anterior a las tomas de posición de los
agentes
y que sobrevive al carácter transitorio y fútil
de la acción. En
efecto, una vez que los agentes han
deliberado, sus discursos
y los efectos de los mismos no se pueden
preservar mediante
la acción misma, sino a través de la
producción de textos, de
medios técnicos que almacenen o preserven lo
dicho o de la
ley. Los efectos de la acción son muy
diversos, y van desde la
consagración (o derogación) de una ley,
hasta la resolución de
declarar la guerra. Por su carácter
impredecible, no se puede
saber con certeza, ni de cuando comienzan,
ni de cuando
terminan las acciones, pero los agentes
tampoco tienen suficiente
claridad del sentido de sus acciones, así no
tengan duda
alguna sobre los objetivos y principios de
su actuar. Como se
dijo anteriormente, Arendt sostiene que la
tarea de descifrar el
sentido y las consecuencias de las acciones
corresponde tanto
a los historiadores como a los literatos y/o
poetas.
En definitiva, el principio no es, como lo
puede ser la convicción,
una posesión exclusiva de un individuo y por
ello no
funge como la causa inmediata de la acción,
pues ésta tendría
que ver más con la motivación. Por ejemplo,
el dolor por el
secuestro de un hijo, que lleva a que varios
padres de familia
se unifiquen y, sin saberlo o proponérselo,
realicen una acción.
En orden a descifrar el ser propio de la
acción, es necesario
tener presente el carácter fundamental que
en ella juegan los
principios y cómo están arraigados en las
convicciones, costumbres,
creencias y estados anímicos fundamentales
de los
agentes, en definitiva en el ethos,
esto es, en el estilo propio de
actuar de una comunidad, el cual funge al
modo de un carácter.
Adicionalmente, llama la atención que aún la
acción
violenta se rige por principios, como el
temor en el caso de la
tiranía. Esto daría pie a establecer una
cierta jerarquía en los
principios, bajo el criterio de en qué
medida ellos permiten la
realización de lo humano, de la política, o
si se quiere de la libertad.
Bibliografía
Arendt, H. (1967). Sobre la revolución. Revista
de Occidente, Madrid.
Arendt, H. (1977). Qué es la política. Barcelona:
Paidós.
Arendt, H. (1993). La condición humana.
En G. Ramón (Trad.). Barcelona:
Paidós.
Arendt, H. (1996). Entre el pasado y el
futuro. Barcelona: Península.
Aristóteles. (1970). Ética a Nicómaco.
En M. Araujo, & M. Julián, Versión
bilingüe. Madrid: Instituto de
estudios políticos.
Aristóteles. (1990). Metafísica. En
V. García, Versión trilingüe. Gredos.
Actividad a entregar en la carpeta el
viernes 20/4/12-
1-Buscar la biografía de Arendt.
2-Según Arendt cómo se vincula la acción política con los conceptos
de
mundo de vida política y de libertad.
3- Este trabajo propone presentar los
caracteres básicos de la
teoría de la acción de Hannah Arendt, para
ello desarrolla siete pasos-
Realizá un resumen de la relación entre la
libertad política,
el poder y el concepto de acción.
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