lunes, 26 de septiembre de 2016

El Concepto de Ciudadanía

 El concepto de Ciudadanía puede ser definido como el status jurídico a partir del cual se adquieren unos derechos y unos deberes, relacionados con el Estado del que se forma parte. Los derechos del ciudadano deben ser reconocidos por el Estado al que pertenece el individuo, a diferencia de los derechos humanos, que son universales. En una sociedad democrática los valores de la Ciudadanía deben coincidir con los principios de los derechos humanos, han de estar relacionados con los valores propios de la convivencia democrática. Los comportamientos cívicos como el respeto y la tolerancia deben ser promovidos por las instituciones estatales, y, por lo tanto, es lógico que formen parte de los valores que hay que transmitir a través de la educación en valores. La libertad es uno de los pilares fundamentales de la convivencia democrática, pero está supeditada al respeto de las libertades del prójimo y a la aceptación de las normas de convivencia que en cualquier colectividad se consensuan con la finalidad de permitir su funcionamiento. Los ciudadanos deben obedecer las leyes (siempre que no estén en contradicción con los derechos humanos), siendo éste, el otro gran pilar de la convivencia ciudadana. John Stuart Mill (1806-1873), es uno de los teóricos más importantes en el estudio del ámbito de la libertad. Según John Stuart Mill existen dos ámbitos de la vida de los ciudadanos: la vida privada, y la vida pública. Los seres humanos, en el ámbito privado, escogen aquellos elementos que consideran fundamentales para la buena vida. Por ejemplo, siguen los principios religiosos que consideran más adecuados, o tienen las opiniones que quieren, y el Estado no debe intervenir en estas cuestiones de la vida privada. Consideraba también que muchos de nuestros actos afectan a otras personas, por lo que no pueden circunscribirse dentro del ámbito privado. En estos casos, el Estado puede intervenir. John Stuart Mill Las ideas de John Stuart Mill han ido penetrando lentamente en la sociedad y adaptándose a las nuevas sensibilidades. Por ejemplo, durante mucho tiempo se consideró privado el ámbito doméstico. Hoy, sin embargo, consideramos que la violencia doméstica debe ser perseguida, ya que pese a desarrollarse en el interior del domicilio, el Estado debe proteger a las víctimas de dicha violencia. La educación en valores debe fomentar los comportamientos cívicos, y las ideas clave de la sociedad democrática como son la igualdad, la lucha contra todo tipo de discriminación y de toda actitud que deteriore la convivencia. Un ejemplo especialmente relevante es el de la violencia contra las mujeres y la desigualdad de oportunidades que existe entre hombres y mujeres. Hay que acabar con la violencia hacia las mujeres y con la desigualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, y la educación es el método más eficaz.

LA CIUDADANÍA ALIENADA EN EL TRABAJO.
Al formular este concepto trabajo alienado o alienación en el trabajo, Marx tiene muy presente las condiciones infrahumanas de los trabajadores durante la revolución industrial, que son por otra parte las características de los periodos de capitalismo salvaje.

Que el ser humano se sienta alienado, enajenado en el trabajo, significa que se siente extraño, ajeno trabajando, que no se reconoce en el trabajo que realiza, que no encuentra su naturaleza expresada en esta actividad. Ello es así, porque para empezar se le explota económicamente: el trabajador crea un producto y recibe a cambio un salario muy inferior al valor de lo por él producido. El hombre, que es un ser naturalmente creador, no puede reconocerse en una obra que se le enajena. Tampoco puede reconocerse en el acto mismo de la producción, que no es un acto libre, creativo, que no le pertenece, sino que es propiedad también del patrón que le paga. El hombre es por ello infeliz en el trabajo, no se reconoce a sí mismo trabajando, sino “fuera de sí”, sólo fuera del trabajo puede reconocerse como ser humano. De lo que se trataría, pues, es de abolir este trabajo enajenado en una sociedad ideal sin propiedad privada ni clases, en la que cada individuo pueda dedicarse al libre desarrollo de sus potencialidades, esto es, en la que consiga establecer una especie de identidad trabajo=creación=ocio=juego, es decir: una situación en la que el trabajo produce placer, recrea, de modo que el trabajador pueda identificarse con lo que produce y con el acto de su producción.

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